Tras la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a.C., el lenguaje formal del arte griego perdió su relativa unidad. El hecho de enfrentarse a las culturas y mentalidades orientales, determinó un cambio brusco de los presupuestos formales y de contenido. En época helenística se llega a aplicar fórmulas marcadamente realistas en el tratamiento de la superficie escultórica. El resultado es una nueva vivacidad en el movimiento, una expresividad inmediata y fresca y un resplandor sensual, todo ello dirigido a los sentimientos y a los afectos del observador. Pasamos del ideal griego de la belleza del período clásico al puro realismo, como relato de la vida de los griegos.
El arte se acerca así a los hombres, a lo cotidiano, alejándose de los modelos divinos o triunfadores para reflejar la realidad, pura, tal y como la observamos, plasmando la vejez, la lujuria, la ira o la muerte, ampliando así la gama de temas y de estilos para representarlos. Adquiere un vigor especial el retrato, de personajes públicos o anónimos, cuya personalidad queda reflejada para siempre.
Autor del artículo y fotografías (colaborador de ARTEESPAÑA):
Mario Agudo
Mario Agudo
Escuela de Atenas: sigue las pautas del siglo IV a.c.
Venus de Milo.
El espinario.
Escuela de Pergamo. Mayor barroquismo.
Galo moribundo.
Galo suicidándose.
Relieves del altar de Zeus en Pergamo.
Escuela de Rodas. Mayor teatralidad en las figuras.
Victoria de samotracia.
Toro Farnesio.
Laoconte y sus hijos.
Escuela de Alejandría. Desarrolla aspectos costumbristas.
Representación alegórica del Nilo.
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